Hace poco charlaba con algunos colegas del ramo sobre cuales son las principales barreras y frenos a la hora de que las organizaciones adopten e integren, de manera masiva y eficaz, la analítica de datos como un componente más de sus procesos. Afirmábamos todos que una de esas barreras es la falta de cultura analítica en España, que, coincidíamos, es aun más bien baja (si bien es cierto que también coincidíamos en que esta situación va mejorando poco a poco).
Un debate que no tuvimos, pero que, siendo puristas, habría sido necesario tener previamente a la conversación referida, es…
¿Qué entendemos por “cultura analítica”?
…porque igual no estamos hablando todos de lo mismo (inciso: ¡cuánto se habla de la asunción de riesgos, y qué poco del riesgo de las asunciones!). Reflexionando sobre esto, me decidí a poner un poco de luz: ¿Qué es para mi la cultura analítica?. Y se me ocurrían dos respuestas, creo que complementarias:
- La cultura analítica es el conjunto de convicciones y actitudes compartidos que lleva a una organización a considerar – y por tanto gestionar y explotar – a los datos como un activo estratégico. Un activo es, esencialmente, un bien con valor. Estratégico significa “de importancia decisiva para el desarrollo de algo”. Por tanto, “datos como activo estratégico” significa “datos como un bien de valor decisivo para el desarrollo de la organización”. El convencimiento de que esto es lo que los datos son, lleva, necesariamente, a la acción.
- La cultura analítica es el conocimiento de las posibilidades que el análisis de datos ofrece a mi organización. Es decir, las técnicas de análisis existentes, el tipo de problemas que resuelven, etc. Si no sabemos qué se puede hacer y por qué es útil hacerlo, difícilmente podremos querer aplicarlo a la realidad de nuestras organizaciones y poco valor añadido veremos en los datos.
Buscando en la red de redes algo más sobre el tema, di con un documento interesante: “The Analytics Mandate“, un informe de la publicación MITSloan Management Review . En este informe – entre otras muchas cosas interesantes – enumeran lo que ellos consideran componentes de una cultura analítica, y que clasifican en “comportamientos”, “valores”, “normas relativas a la toma de decisiones” y “resultados”. A saber (traducido por un servidor) :
Comportamientos
- Integración de la gestión de la información y la analítica de negocio en la estrategia
- Impulso de las mejores prácticas analíticas y uso colaborativo de los datos entre unidades de negocio
- Inversión planificada en tecnología analítica, adquisición de nuevo talento y formación
- Presión desde las estructuras de mando para favorecer la mentalidad analítica y la toma de decisiones basada en datos
Valores
- Los datos son tratados como un activo clave
- El análisis es un mandato “desde arriba”, ejemplificado por la dirección
Normas relativas a la toma de decisiones
- Las realidades puestas de manifiesto a través del análisis de datos guían la estrategia futura
- Pesan más los resultados obtenidos mediante el análisis de datos que la “experiencia” a la hora de lidiar con cuestiones claves del negocio
- Apertura de la organización a nuevas ideas y a enfoques que cuestionan las prácticas actuales
Resultados
- El análisis de datos cambia la forma en la que se dirige el negocio
- El análisis de datos genera un movimiento de poderes en la organización
No es un mal ejercicio ver si los puntos anteriores se pueden aplicar a nuestra organización…
¿Cómo es de relevante?
Al parecer, bastante. De hecho, en el citado informe se recoge un resultado interesante: las organizaciones que más valoran su capacidad analítica como generadora de fuertes ventajas competitivas, también son las que valoran su cultura analítica por encima de otros factores clave como la capacidad de gestionar los datos o las competencias analíticas. Lo contrario también es cierto: las organizaciones que se autoevalúan en los niveles bajos son también las que no le dan tanta importancia a la cultura analítica (ver aquí la gráfica del mencionado informe). Sin entrar en la cuestión de cuál es la causa y cuál es la consecuencia, lo cierto es que, según este informe, cultura analítica, altos niveles de competencia analítica, y obtención de ventajas competitivas, van de la mano.
En otro post seguiremos hablando sobre este tema y trataremos de “aterrizarlo” a la realidad de nuestro sector. Mientras tanto, ¿cuál es vuestra opinión sobre lo hoy comentado?
Juan Jesús Alcolea.